miércoles, 27 de mayo de 2009

El ying y el yang

A veces el cine nos muestra de una forma violenta una poesía de acontecimientos históricos y otras veces de forma poética los violentos acontecimientos de una vida. Es el ying y el yang, es la belleza del mundo pero también las más oscura pesadilla, lo que queremos recordar u olvidar. Dos notables películas contemporáneas, basadas en la Segunda Guerra mundial, comparten a través de la figura de una mujer infiltrada, una versión descarnada del thriller hitchconiano en medio del horror de la guerra. En una termina triunfando el ying, en la otra es el yang lo que acaba con todo.




"Black Book" (2006) de Paul Verhoeven, narra la historia de Rachel Stein (interpretada por Carine Van Houten), una cantante judía que huye de los nazis y se hace espía al unirse a la Resistencia que lucha contra la ocupación en Holanda. Magistralmente filmada - a un ritmo que no deja pestañar en ningún momento a pesar de sus 145 minutos-, la película se inicia con la huida y posterior muerte de la familia de Rachel en manos de los nazis, pasando por sus escondites en diversos lugares hasta que la Resistencia le pide que se infiltre con el enemigo -bajo el nombre de Ellis de Vries- , gracias a su atractivo sexual. Con el paso del tiempo las cosas no salen como lo planeado pues Rachel y un general nazi se enamoran, por lo que traidores y héroes transitan de ambos lados, incluso de forma más cruda después de la Liberación. Al respecto, Verhoeven dice " Todos los horrores de la película están basados en la realidad, pero hubo cosas mucho peores que las que vemos en la película. La idea siempre fue que crearíamos una situación en donde lo peor ocurriría después de la liberación."

Pero no hay que engañarse con el argumento, esta no es una simple película de espionaje, sino - como se escribió en la revista El Amante Cine - es la manifestación del shock permanente "el monstruo de la violencia...es un germen que habita en cualquier nación y que puede hacerse moneda común en cualquier momento, no importa que tan calmado y que tan seguro parezca estar todo". Es un film muestra el triunfo de la pasión y el amor por sobre la violencia y la guerra a pesar de su contingencia moral. Que nuestros ideales o prejuicios no necesariamente son absolutos, sino que son relativos y obedecen siempre a nuestros sentimientos.



"Lust, Caution" (2007) de Ang Lee comparte muchos lugares comunes con "Black Book". Con 156 minutos de duración, aún cuando su ritmo es más lento, la película contiene una poesía visual comparable a las obras de Wong Kar-Wai. Los hechos ocurren durante la ocupación japonesa en China en tiempos de la Segunda Guerra mundial, donde una estudiante universitaria llamada Wong Chia Chi (interpretada por Tang Wei, toda una revelación) con grandes dotes de actriz, se une a un grupo de estudiantes de la Resistencia que tienen un plan para asesinar al Sr. Yee (interpretado flamantemente por Tony Leung, actor fetiche de Wong Kar-Wai), un importante colaborador de los japoneses. Así Wong Chia Chi se convierte en la Sra. Mak, la cual se gana la confianza de Yee haciendose pasar por amiga de su mujer. Si en "Black Book" lo que abunda es la violencia de la guerra, aquí es la violencia del sexo lo que mantiene un thriller emocionante y desgarrador. Los encuentros intimos se hacen cada vez más frecuentes y hacen que nuestra infiltrada se confunda entre la realidad y el papel que juega. Siempre al borde del abismo, calculando cada paso y cada palabra, ya no sabe donde comienza o termina su actuación, porque al parecer todo es real.

Como en "Brokeback Mountain", Lee nos sumerge aquí también entre las redes de una amor prohibido, que duele de forma oculta en las mirada de los personajes. Una conjugación a punto de explotar, siempre en peligro, en que el más mínimo gesto - o susurro - es capaz de gatillar. Finalmente no es el amor el que triunfa - ni siquiera hay piedad -, pero sabemos que bajo ese rostro de orgullo y frialdad, siempre estará el recuerdo de una criatura que lo hizo feliz.

Ficción o realidad, enemigo o amante, tristeza o felicidad, oscuridad o luz. El ying y el yang presentes todo el tiempo. En "Black Book" como una violenta poesía de acontecimientos históricos y en "Lust, Caution" como una poesía violenta de una vida.

viernes, 22 de mayo de 2009

Al sur de la frontera, al oeste del Sol


¿Que hay al sur de la frontera, al oeste del sol?. Es la pregunta que me hago al comenzar a leer esta exquisita novela de Haruki Murakami y que no hace más que convencerme de la verdad de eso que Murakami produce adicción. En un principio mi plan era adquirir "After Dark" pero otra vez el precio jugó en mi contra - insisto, no es posible que en Chile se llegue a pagar U$ 50 por una novela -, así que me hice de la edición de bolsillo de "Al Sur de la Frontera, al Oeste del Sol".

Superando todas mis expectativas - que ya eran altas - esta novela es como la hermana mayor de "Tokio Blues" - su versión adulta dicen por ahí - porque el realismo sigue y se hace cada vez mas poético al retratar la historia - bañada de alcohol, sexo, pasión y Nat King Cole - de Hajime, dueño de un club de jazz y casado con Yukiko, hija de una familia adinerada. Su existencia pasa entre las noches a cargo del club, su familia y los recuerdos de juventud con Shimamoto, un amor que lo vuelve a atormentar cuando repentinamente aparece de nuevo en su vida.

"Recordé su ojos cerrados, sus labios entreabiertos al respirar. Su cuerpo suave y exhausto. Entonces ella me quería de verdad. Me había abierto su corazón. Pero yo me había detenido. Me había detenido en aquel mundo sin vida, desierto como la superficie de la luna. Poco después, Shimamoto se había ido y mi vida había vuelto a perderse."

No sé si es la pasión de Murakami por la música - en especial por el jazz - y que en esta oportunidad también es responsable del titulo del libro gracias a "South of the Border" de Nat King Cole, lo que hace que melómanos como yo - y porque no también románticos - nos volvamos adictos a su prosa. Cada linea de la novela escrita con una perfecta sencillez es una melodía que se lee y se vuelve música e imagen al mismo tiempo. Una música que conocemos y creíamos haber olvidado o que quizás no escucharemos nunca más. Una imagen que se mueve entre nuestros recuerdos y que no sabemos como volver a mirar. El lento despertar de un sentimiento olvidado pero que repentinamente explota porque el detonante siempre estuvo por ahí. La energia que hace que las cosas ocurran y que de pronto cede ante las fuerzas que hacen perder la cordura.

Detenerse en el tiempo y preguntarse si esta es la vida que queremos, cuando hay algo o alguien que te hace pensar que tomaste el camino equivocado. Ese es el sentimiento que embriaga a nuestro protagonista y que se transforma muchas veces en pura nostalgia. Al igual que en la extraordinaria Casablanca (1942), suena frecuentemente "As Time Goes By" en el club de jazz hasta que Hajime le pide al músico - al igual que en la película - que no la toque más. Ingrid Bergman es aquí Shimamoto. El Rick's Cafe es aquí el Robin's Nest. Pero a diferencia de la película aquí no hay un final en que alguien dija "siempre tendremos París" porque no hay esperanzas de un nuevo reencuentro. Lo que si hay después de leer "Al Sur de la Frontera, al Oeste del Sol" es la respuesta a mi pregunta y la certeza de que siempre tendremos Murakami.

lunes, 4 de mayo de 2009

Pop of the universe

La salida de Sounds of the Universe, el último disco de Depeche Mode, era para mi uno de los eventos discográficos mas esperados de este año. Como no podía ser de otra forma, partí a la disquería Sonar - para mi lo mejor que hay en Santiago - a comprar la edición deluxe (cd + dvd) del album anunciado como una vuelta a los orígenes de la banda. Tras la primera escucha, me invadio una tibia sensacion de desconcierto, la cual fue desapareciendo con cada nueva dosis de un pop electronico que crece a la largo del disco.

Con la adictiva oscuridad industrial de "Wrong" - un flujo de palabras que te llega de principio a fin en palabras de David Gaham - los tres de Basildon repiten con su primer single lo que vienen haciendo desde 1993: sacar a luz de las masas el tema mas freak de cada disco para dejarnos a todos confundidos. Si con "I Feel You" de Songs of Faith and Devotion parecía que abandonaban los sintetizadores y le daban la bienvenida a unas guitarras con sabor a U2 , con "Barrel of a Gun" de Ultra era un atmósfera claustrofobica lo que bañada un sonido nacido de una mañana trasnochada.



Cortes mas melódicos como "In Chains", "Little Soul" o "In Sympathy" vienen con sonidos que recuerdan la era clásica de la banda pero es con temas como "Perfect" o "Come Back" cuando sin mayor esfuerzo podemos retornar a la era de Black Celabration (1986). Con "Peace", los chicos de Depeche Mode demuestran que se toman en serio eso de la búsqueda de la espiritualidad con el disco. A la hora de las evaluaciones, lo mejor esta presente en "Fragile Tension", "Miles away/the truth is" y "Corrupt", como tambien en la balada "Jezebel" - la marca registrada que Martin Gore deja en cada disco - interpretada con una emocionante sencillez.

Sounds of the Universe no estará nunca a la altura de los flamantes Music for the Masses (1987), Violator (1990) y Songs of Faith and Devotion (1993), pero es un regreso mas que digno a ese universo pop en que muchas estrellas ya han caído.