viernes, 15 de enero de 2010

La Soledad de los Numeros Primos


Como me ocurrió con otras novelas, llegué a la exquisita "La Soledad de los Numeros Primos" (2009) convencido de las buenas críticas que había leído de ella en diarios y revistas. Opera prima del italiano Paolo Giordano, cuenta la historia de encuentros y desencuentros de Mattia y Alice, dos chicos a los que las circunstancias de la vida los une pero que también las separa, como dos imanes con polos opuestos.

El desarrollo de los personajes y la perfección de los detalles que hace Giordano es notable en una prosa que se lee muy simple pero que está llena de sutilezas y de momentos cargados de emoción. La historia entre ambos protagonistas comienza en los años de escuela, cuando en un primer encuentro Alice invita a Mattia a una fiesta. Desde ahí todo se vuelve confuso para ambos en una relación muy intima pero que no logra explotar, como si se tratasen de dos números primos: Mattia pensaba que él y Alice eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero nunca juntos.

Corre el tiempo y en su paso por el Instituto las cosas se tornan más desoladoras tanto para Mattia como para Alice, pues piensan que el sentimiento que los une es lo único que los mantiene vivos y que a causa de ello lo que ocurra a uno inevitablemente afectará al otro:

"Los años del instituto fueron para ambos como una herida abierta, tan profunda que no creían que fuera a cicatrizar jamás. Los pasaron como de puntillas, rechazando él el mundo, sintiéndose ella rechazada por el mundo, lo que a fin de cuentas acabó pareciéndoles lo mismo. Habían trabado una amistad precaria y asimétrica, hecha de largas ausencias y muchos silencios, como un ámbito puro y desierto en el que podían volver a respirar cuando se ahogaban entre las paredes del instituto."

El clímax en la historia llega cuando Mattia acepta una beca en el extranjero. "En aquel lugar lejano e ignoto estaba su futuro de matemático, había una promesa de salvación, un espacio incontaminado donde todo era aún posible. Mientras aquí no tenía más que a Alice, y el resto era desolación". La suerte estaba echada. La regla de los números primos se cumplía una vez más: dos corazones rotos, solitarios, como números que están muy cerca pero que nunca se tocan. Con el tiempo, mucha agua corre bajo el puente y las circuntancias juegan una vez más con ellos.

Giordano experimenta con esta novela esa soledad que a veces nos atrapa, que nos acoge y nos susurra al oído y que otras veces nos asusta porque no sabemos hasta cuando nos acompañará. Nos muestra los momentos cuando todo es silencio y contemplación. Cuando los sentimientos ahogan y no quieren explotar. Cuando la magia esta allí al lado y nos roza pero no la atrapamos.

"La Soledad de los Numeros Primos" no es un manifiesto a la soledad, sino más bien, a la belleza de las cosas que duelen y que nos convierten en lo que ahora somos.

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