domingo, 11 de abril de 2010

El Secreto de sus Ojos

"El Secreto de sus Ojos" (2009) del argentino Juan José Campanella, protoganizada por Ricardo Darín - a estas alturas un embajador del cine argentino - y Soledad Villamil, entre otros, es un film que narra las circuntancias que acompañan la investigación de un hecho policial ocurrido en el pasado, para el cual, Benjamin Esposito (Darín), una vez retirado del sistema judicial, decide contar en una novela. Ello lo trae de vuelta a los lugares donde la historia sucedió - y en donde luego nos damos cuenta que aún transcurre - , y de paso, encontrar los fantasmas del pasado. Este estupendo trhiller no es sino un conjunto de extraordinarias historias de pasión, un film que lo tiene todo. Pasiones que chocan o que escapan, que se encuentran con el bien o tropiezan con el mal. Pasiones que se disfrazan y que arrojan al suelo sus máscaras en los momento más inesperados.

Una mujer es violada y asesinada, y Esposito está a cargo de la investigación. Pronto, hay algo que no cuadra y que impide seguir con el caso, por lo que Esposito acompañado de su fiel y alcohólico asistente Sandoval (Guillermo Francella) decide llevar la investigación por su cuenta. Una viejas fotos son la clave para descubrir al homicida, pues un hombre aparece en muchas de ellas observando a la mujer con una mirada que refleja sus deseos. Sandoval, en un momento de lucidez, arroja una extraordinaria teoría para encontrar al culpable: "puede cambiarse de casa, de ciudad, puede cambiarse de todo,... pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión". Es así que el fútbol - otra de sus pasiones - conspira contra el homicida y la policía logra detenerlo en medio de un partido.


En medio de todo, Esposito poco a poco se va enamorando de Irene (Villamil) , pero como ella ya esta comprometida piensa que es inalcanzable. Lo que él no sabe y que nosotros si sabemos es que ella siente lo mismo por él pero dadas las circunstancias también renuncia a las pasiones. En un momento, por seguridad él tiene que abandonar la ciudad por un tiempo - que se transforma en 25 años hasta el presente - y ella va a despedirlo a la estación de tren. En esa despedida - que me recordó el gran final de Casablanca - ambos desean un beso, pero la estupidez gana. Hay un roce entre labios que arde pero que no explota. Caricias que mueren antes de nacer. Miradas que penetran. Cuerpos que huyen antes de lo inevitable.

En el "Secreto de sus Ojos" coinciden todas las pasiones humanas, por un lado bellas e intensas, y por otro, patológicas y oscuras. Ahí están, a la vista, un hombre y una mujer cuyas razones se entrometen en las cuestiones del corazón e impiden que su pasión fluya; otro para el cual las heridas siguen sangrando aún cuando todo terminó y finalmente - y la más desgarradora -, un hombre en donde la pasión se volvió obsesión y aniquiló su alma.

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