sábado, 26 de marzo de 2011

Tortoise: Post-Nuclear Rock


La fusión nuclear no ocurrió en Fukushima sino en Santiago la noche del viernes recién pasado en el Teatro Nescafé de las Artes con la explosiva presentación de Tortoise. Como plato principal del festival Santiago Fusión 2011, los de Chicago salieron a escena pasado las 10 de la noche después de las actuaciones del notable Silvio Paredes - ex bajista de los desaparecidos Electrodomésticos y cabeza del proyecto electrónico Los Mismos - y del hip hop jazzy del grupo Como Asesinar a Felipes.

Recargados literalmente de TNT - como se titula su álbum de 1998 -, Tortoise demostraron porqué son la insignia de ese amplio movimiento de vanguardia que a mediados de los '90 se conoció como post-rock y que hasta hoy sigue explorando nuevos territorios. Basta ver hasta dónde llegan los tentáculos de sus integrantes en distintos proyectos paralelos: Doug McCombs en Elevent Dream Day - fundada en los '80 -, el proyecto minimalista Brokeback y participaciones en The For Carnation, Pullman y Toe; John Herndon en Isotope 217 y The Eternals y colaboraciones en Mekons y The For Carnation; Dan Bitney también en Isotope 217 y colaboraciones en Euphone, Peat Moss y Chicago Underground; John McEntire - personaje fundamental de la música y quien merece reconocimiento aparte - participó en Gastr del Sol y es miembro activo de The Sea And Cake pero también ha colaborado con Stereolab, The High LLamas, Isotope 217 entre muchas otras bandas; y finalmente Jeff Parker - el hombre que le pone el ingrediente jazzy a Tortoise - quien también es miembro de Isotope 217 y Chicago Underground y colabora en Tricolor y Toe.



En vivo Tortoise es una big band de cinco virtuosos multiinstrumentistas con una impresionante doble sección rítmica que provocan el big bang del sonido: una liberación de energía creativa contenida en rock, jazz, dub, electrónica, krautrock y groove cuyas partículas atómicas dan vida a extraordinarias composiciones instrumentales. Así iniciaron el set list con "High Class Slim Came Floatin 'In" seguida de las potentes "Prepare Your Coffin" y "Gigantes". Recorriendo gran parte de su discografía, tocaron entre otras, "Eros", la estupenda spaghetti western "I Set My Face To The Hillside" , "Dot/Eyes"y "Salt The Skies". Para el encore - después de una primera despedida con una audiencia eufórica - aparecen con "Glass Museum" y se van con sintética "Seneca", pero luego y para sorpresa de todos retornan con un segundo encore liquidando una noche fantástica.

Tortoise es la perfecta combinación de protones y electrones sincronizados en medio del caos de una música ejecutada con pasión y belleza inigualable. Una jam session nuclear, que emite sonidos que antes parecían imposibles pero que siempre estuvieron esperando ser descubiertos. Música para oídos inquietos que están en constante exploración y bajo una eterna búsqueda, ahí donde no hay límites.


lunes, 21 de marzo de 2011

El eterno París de Modiano


Después de varios intentos - y de tantos anuncios por este blog - volví al universo de Patrick Modiano a través de su ultima novela "El Horizonte" (2010). El efecto Modiano, esa melancolía que inunda cada una de sus novelas - tal como ocurre con el cine de Sofia Coppola -, es amplificado en el eterno París, ciudad que hipnotiza a nuestro autor -"El París de mis novelas es un París interior, casi onírico"- y que una vez más es la verdadera protagonista de una historia en donde solitarios y frágiles personajes deambulan por sus calles ya sea escapando de alguien o rastreando el pasado.


En "El Horizonte" los ecos de la impenetrable Louki de "El Café de la Juventud Perdida" (2009) aparecen en la figura de Margaret Le Coz mientras que los sueños del inquieto Roland están presentes en su protagonista Jean Bosmans. Para ella el misterio y la eterna huida, para él la búsqueda y el eterno retorno. Treinta años atrás Bosmans era aprendiz de escritor y conoció a Margaret al arrastrarla consigo en la bajaba de una estación de metro huyendo de una manifestación. Algo lastimada, Bosmans le ofrece llevarla a una farmacia y así al caer la noche sobre la Rue Bleue inician una amistad. ¿Podemos estar realmente seguros de que las palabras que dos personas han cruzado durante su primer encuentro se hayan desvanecido en la nada como si nunca las hubiera pronunciado nadie? se pregunta Bosmans mientas vuelve a visitar esas calles o sueña por la noches con Margaret recorriendo el lejano Auteuil, barrio encantador de sus grandes tristezas.


Como ocurre con la fascinante "Al Sur de la Frontera, al Oeste del Sol" de Haruki Murakami, una saudade envuelve al lector en cada página de "El Horizonte" que tan fiel a su estilo, Modiano consigue en cada una de sus novelas:

"El rostro de Margaret acabó por alejarse y por perderse en el horizonte, igual que aquella noche en estación del Norte, cuando arrancó el tren y ella se asomó por encima del cristal, haciéndole aún amplias señas con el brazo. El también había tomado, en los confusos años posteriores, tantos trenes nocturnos..."

Si Martin Amis dice que la vida se va haciendo a medida que transcurre y que nunca puede reescribirse, Patrick Modiano logra con sus historias reconstruir una vida en medio de los escombros de un pasado reflejado en las calles del eterno París aún cuando sigan siendo las mismas palabras, los mismos libros, las mismas estaciones de metro.

domingo, 6 de marzo de 2011

Memorias y una sobredosis de Radiohead


Mientras leo esta tarde de domingo distintas crónicas sobre la revolución libia en el diario El País suena de fondo Radiohead. El efecto comienza. Resulta emotiva la memoria del escritor Hisham Matar "Hasta que el dolor se desvanezca" donde nos cuenta de su exilio en Egipto y de cómo fue perseguida su familia hasta que su padre fue secuestrado por el estado libio a principios de los '90 sin saber de él hasta estos días. En sus reflexiones, el filósofo Bernard Henri-Levy se pregunta ¿Que podemos hacer con la revolución libia?" y otros autores temen que se convierta en la nueva Somalia o se cometan los mismo errores de Irak y Afganistan.

Mi memoria vaga y de pronto se queda inmóvil allá muy lejos. Grandiosas canciones del Ok Computer (1997) - para mi insuperable en la discografía de Radiohead - pasan una tras otra mientras mi cabeza se traslada con "Paranoid Android" a las imágenes de su ya clásico videoclip animado en donde un chico con gorro - ¿acaso es la caricatura de Tom York? - se aisla del mundo en lo alto de un poste de luz tal como yo lo hacía a fines de los '90 encerrado en mi habitación. Los primeros ecos de "Exit Music.." dan escalofríos y es inevitable volver con ello a esa mágica noche de marzo de 2009 en que Radiohead tocaron en la pista atlética del Estadio Nacional. Después de "Let Down" y "Karma Police" llega la desgarradora "Climbing up the Walls": vi su rostro cuando ella dormía esta noche/ soy un martillo en el hielo, seguida de "No Surprises" y la épica "Lucky" con la cual hace mucho recitaba junto a otros "siento que mi suerte podría cambiar".

La dosis aumenta y Radiohead sigue sonando ahora con The Bends (1995) y me entero con sorpresa del concierto de Soul Asylum - como perderse de escuchar "Runaway Train" o "Just Like Anyone" - para el 3 de junio en el Teatro Caupolicán cuando aún no me decido en ir al Lollapalooza en abril para ver entre otros a The National, Devendra Banhart , James o Ben Harper o a fin de mes a Tortoise en el Nescafé de las Artes. Escucho la dulce e hipnótica "Nice Dream" que junto a "Bullet Proof.." se hicieron para abrazar a tu chica al caer la noche y con "High & Dry" - que es casi un himno - deseo que aparezca la lluvia por mi ventana. "Just" es un gran golpe de electricidad y recuerdo que toda esa energía no fue capaz de levantar al tipo que aparecía recostado en la acera de una concurrida avenida en el videoclip - ¿sabe alguien lo que el tipo les dice a todos al final? - y "Street Spirit" me emociona porque fue una canción que estuvo conmigo en momentos dificiles.

Cuando para este mes está anunciada la salida del álbum Collapse Into Now de los R.E.M - los cuales para mi perdieron el rumbo desde el azucarado "Up" (1998) - que promete el retorno a su clásico sonido como en los tiempos del notable Automatic For The People (1992), leo la crítica de Mauricio Jurgensen para el ultimo disco de los de Oxford titulado The Kings Of Limbs donde advierte de un disco dificil, sólo recomendable para fanáticos. A pesar de ello mantengo la fe en que lo nuevo de Radiohead no será una desilución como lo fue en 2010 el álbum Heligoland de los Massive Attack. El adelanto con el single "Lotus Flower" es un aperitivo que me deja satisfecho y cierra esta memorable tarde de sobredosis de Radiohead. Mi memoria ya está de vuelta pero la canción sigue siendo la misma .

domingo, 20 de febrero de 2011

Doppelganger


Obsesión, dolor, perfección: suficiente para clasificar la existencia de Nina, la frágil y la vez feroz bailarina interpretada por Natalie Portman en la magnífica "Black Swan" (2010), última película de Darren Aronofsky. El film narra sus esfuerzos por conseguir el papel principal en el próximo estreno del ballet del Lago de los Cisnes cuyo director - interpretado magistralmente por Vincent Cassel - lucha por despertar en ella el lado salvaje que duerme en su interior. Como un doppelganger, en Nina el dulce cisne blanco es acechado por el cruel cisne negro que desea tomar el control de su cuerpo.

Tensa y perturbadora, la película avanza in crescendo como al ritmo de la danza que, lejos de mostrarse aquí como una bella pieza de arte, muta en una pesadilla digna de los cuentos de Edgard Allan Poe. Tras imágenes y sonidos se esconden diversos recursos que dan vida a las metáforas que Aronofsky genialmente nos ofrece: sonidos como el batir de las alas de un cisne cuando Nina mueve sus brazos en escena; rasguños en la espalda en cuya piel comienzan a aflorar plumas negras; ojos rojos en los momentos de excitación.

A ratos, las imágenes que coquetean con el terror parecen filmadas por Roman Polanski y el propio Aronofsky reconoce felizmente en una entrevista esa influencia: "La verdad es que soy un gran fan de Polanski, habré visto mil veces "Repulsión" o "El Inquilino". Y claro, porque vemos aquí que los ecos de "Repulsión" se manifiestan en este thriller psicológico con Nina y sus constantes trastornos obsesivo compulsivos - se siente amenazada pero también atraída por una des sus compañeras interpretada por Mila Kunis - , sus terrores nocturnos y sus complejos sexuales; y de "El Inquilino" son las atmósferas claustrofóbicas - la asfixiante relación con su madre - y los ataques de locura que inundan la delirante vida de esta bailarina de ballet.

Si en Closer (2004), una sensual Natalie Portman se desnuda para bailar un striptease a los extraños que suplican por su cuerpo en un club nocturno, aquí es la aparente inocencia de una bailarina de ballet la que se desnuda ante el reclamo de su bestia interna. Sólo uno de los cisnes triunfará. Como una fábula, esta es la historia de un cisne que nació con la pálida luz del día y que alcanzó su sueño al abrir las alas en la más oscura de las noches.


jueves, 13 de enero de 2011

El día que llegó Orsai


Hoy llegó el primer número de Orsai a mis manos y al igual que otros diez mil ochenta amantes del papel y la lectura sentí lo mismo que Hernán Casciari describe en su primera página: ese olor que ahora no dice nada pero que un día me va hacer recordar la emoción al descubrir su contenido. Una revista que compré en verde hace más de dos meses, de la cual me enteré por un articulo que apareció en el diario El Pais - del cual soy subscriptor entre otras cosas por el suplemento Babelia que espero todos los sábados y por las crónicas diarias de su sección Vida y Artes - y que como muchos encargué a un desconocido con un costo de menos de diez periódicos del sábado.

¿Que hay en Orsai que es capaz de seducir a miles de lectores?. En Orsai hay romanticismo, intimidad y también placer. Sentimientos que en plena era digital son cada vez más difíciles de encontrar ante la explosión del pdf y de aparatos como el Kindle. Soy un melómano y sigo luchando contra el mp3 y el papel digital porque hojear un libro o una revista produce en mí lo mismo que desempolvar viejos discos de los '80. Abrir por primera vez Orsai me recordó los momentos cuando en una tienda de descuentos me encontré con algunos casettes de rock británico que estuvieron sellados por más de veinte años y que nadie antes que yo descubrió.

Sólo con el instante - ese segundo - en que uno descubre sus páginas el precio esta mil veces pagado porque hay una magia allí que cada vez es mas díficil de encontrar . Esta revista de poco más de medio kilo que parece un libro y que después que lea guardaré en un algún lugar de mi biblioteca probablemente pasará allí años sin que la vuelva a hojear. Pero eso no importa. Lo que importa es que alguien o mis hijos que aún no existen un día la abran y sientan lo mismo que sentí yo el día en que llegó Orsai. Podría estar feliz como un geek al recibir un kindle, ipad o un kinect, pero soy un romántico y estoy feliz con esta revista de 200 hojas de papel.