lunes, 21 de marzo de 2011

El eterno París de Modiano


Después de varios intentos - y de tantos anuncios por este blog - volví al universo de Patrick Modiano a través de su ultima novela "El Horizonte" (2010). El efecto Modiano, esa melancolía que inunda cada una de sus novelas - tal como ocurre con el cine de Sofia Coppola -, es amplificado en el eterno París, ciudad que hipnotiza a nuestro autor -"El París de mis novelas es un París interior, casi onírico"- y que una vez más es la verdadera protagonista de una historia en donde solitarios y frágiles personajes deambulan por sus calles ya sea escapando de alguien o rastreando el pasado.


En "El Horizonte" los ecos de la impenetrable Louki de "El Café de la Juventud Perdida" (2009) aparecen en la figura de Margaret Le Coz mientras que los sueños del inquieto Roland están presentes en su protagonista Jean Bosmans. Para ella el misterio y la eterna huida, para él la búsqueda y el eterno retorno. Treinta años atrás Bosmans era aprendiz de escritor y conoció a Margaret al arrastrarla consigo en la bajaba de una estación de metro huyendo de una manifestación. Algo lastimada, Bosmans le ofrece llevarla a una farmacia y así al caer la noche sobre la Rue Bleue inician una amistad. ¿Podemos estar realmente seguros de que las palabras que dos personas han cruzado durante su primer encuentro se hayan desvanecido en la nada como si nunca las hubiera pronunciado nadie? se pregunta Bosmans mientas vuelve a visitar esas calles o sueña por la noches con Margaret recorriendo el lejano Auteuil, barrio encantador de sus grandes tristezas.


Como ocurre con la fascinante "Al Sur de la Frontera, al Oeste del Sol" de Haruki Murakami, una saudade envuelve al lector en cada página de "El Horizonte" que tan fiel a su estilo, Modiano consigue en cada una de sus novelas:

"El rostro de Margaret acabó por alejarse y por perderse en el horizonte, igual que aquella noche en estación del Norte, cuando arrancó el tren y ella se asomó por encima del cristal, haciéndole aún amplias señas con el brazo. El también había tomado, en los confusos años posteriores, tantos trenes nocturnos..."

Si Martin Amis dice que la vida se va haciendo a medida que transcurre y que nunca puede reescribirse, Patrick Modiano logra con sus historias reconstruir una vida en medio de los escombros de un pasado reflejado en las calles del eterno París aún cuando sigan siendo las mismas palabras, los mismos libros, las mismas estaciones de metro.

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