lunes, 28 de junio de 2010

La noche, el frío y las canciones de Mark Lanegan

En un principio, el frío de la noche de domingo inundaba todos los rincones del Normandie y la ansiedad bajaba aún más la temperatura. Apenas se apagaron las luces y apareció en escena Mark Lanegan junto a Dave Rosser todos nos olvidamos del frío y comenzamos un perfecto viaje por su prolífica discografía, repasando canciones desde sus inicios grunge con Screaming Trees, pasando por el stoner rock de los Queens of The Stone Age hasta su etapa solista incluyendo su último álbum Bubblegum.

El repertorio limpio e insuperable - sólo se echó de menos algún tema del proyecto Mad Season -, tuvo el mismo orden del que realizó en el Samsung Studio de Buenos Aires y comenzó con "When Your Number Isn´t Up" - del álbum Bubblegum - seguida de la estremecedora "One Way Street" y "No Easy Action" - ambas de su flamante álbum solista Field Songs -. El set abarcó además, entre otras, a "One Hundred Days" , "Like Little Willie John" , "Wild Flowers", "Can't Catch The Train", la apasionante "Don't forget me" y "Resurrection song" - las dos últimas también del álbum Field Songs -. La interpretación que Lanegan hizo del cover de Pink Floyd "Julia´s Dream" fue escalofriante y cuando emprendió su regreso a los tiempos de Screaming Trees con "Where The Twain Shall Meet" y sobre todo con "Traveler", los poco más de cuatrocientos asistentes nos llenamos de nostalgia.

A estas alturas Lanegan no sólo es el sucesor de la voz de Tom Waits, sino que cada vez adopta un parecido físico que hace como si el viejo Waits se encarnara en él. Esa voz rasposa, ronca, que suena a whisky añejo y resaca, que parece provenir del bar mas subterráneo que exista y esa parada en escena imponente junto al micrófono muestran al crooner de Washington en toda su potencia. De otra voz áspera, el desaparecido Jonny Cash, hereda el delirio por las canciones, su pasión por las historias, el agarre en la poesía.


Sin otros apelativos, lo que escuchamos en este show acústico no es otra cosa que blues, un blues que corre por la venas y sangra con cada susurro de Lanegan. Su voz poderosa, amplificada por el alma, brota en canciones llenas de emoción. La pasión se engendra en letras que no resisten a otra voz y que se aferran al cuerpo de un hombre que cruza el desierto por más oscuro que sea. El intenso final, con "Hangin´ Tree" - de su etapa en Queens of The Stone Age - fue el cierre perfecto de la noche. Y tal como ocurrió hace dos años en el mismo Normandie con Bill Callahan: el frío ya se ha ido, sólo quedan las canciones.


jueves, 17 de junio de 2010

Space Oddity


"Estoy sentado en esta lata de aluminio/lejos, encima del mundo/el planeta tierra es azul/y no hay nada que pueda hacer" dice David Bowie en "Space Oddity", esa genial canción de 1969. Cuarenta años después, Sam Bell, el solitario protagonista de un film llamado "Moon" (2009) podría pensar lo mismo encerrado en una base lunar mientras mira a través de la ventana, allá lejos, el planeta tierra. Esta comparación no es mera casualidad. "Moon" está escrita y dirigida por Duncan Jones, el hijo mayor de Bowie. Esta brillante película es la hermana menor - sobre todo si se piensa en su presupuesto y la casi nula utilización de efectos especiales - de "2001: Odisea en el Espacio" de Stanley Kubrick ya que ambas comparten bajo una sofisticada versión sci-fi la filosofía del origen de la vida: la búsqueda a la respuesta de "quienes somos" o "de donde venimos".

Sam Bell - interpretado por Sam Rockwell - es el único ocupante de una base lunar minera cuya labor es extraer el helio-3, combustible que debe enviar periódicamente a la tierra. Su misión dura tres años, por lo que la espera de volver a casa se hace eterna en medio de la soledad lunar. Su única compañía es GERTY - bajo la voz de Kevin Spacey -, robot y sistema operativo de la base. Si en "2001: Odisea en el Espacio" es la frialdad de HAL 9000 lo que impera, aquí es la humanidad de GERTY lo que sorprende. El robot parece tener sentimientos y comparte las penas y alegrías de Bell. Su pantalla contiene un Smile y de acuerdo al estado de ánimo va cambiando en emoticones capaces de sacar lágrimas.





Un día Bell sufre un accidente a bordo de un vehículo lunar y días después despierta desorientado en la base. ¿Cómo llegó devuelta?. Aún cedado, cree ver a otro hombre a bordo. Despierta y se da cuenta que el otro es él mismo. La lucha por su identidad comienza y hay más preguntas que respuestas. Su perfecto clon pronto se vuelve cómplice y juntos deciden descubrir la verdad. A través de GERTY encuentran respuesta a su existencia y a pesar de la cruda verdad no se dan por vencidos.

Jones hace de "Moon" una inteligente, sencilla y eficaz opera prima que lejos de ser otra típica película de ciencia ficción es una metáfora que encierra las eternas preguntas de nuestra existencia. La estupenda banda sonora de Clint Mansell - el mismo de la demoledora "Requiem for a Dream" de Darren Aronofsky - envuelve al film en la atmósfera claustrofóbica necesaria para comprender de mejor forma el encierro y la soledad que sufren los personajes. En una entrevista, el propio Jones aclara: "aparte de todo el aspecto tecnológico, Moon es en verdad una historia sicológica sobre la soledad". Como concluyó la revista Cahiers du Cinema, "Moon" es una película "realista, minimalista y paradójicamente humana".
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domingo, 6 de junio de 2010

Bill Callahan: el hombre y la pasión americana


Me costó digerir el último álbum de Bill Callahan. Creo que se debe a que un disco tan íntimo como éste y de la misma forma como podría pasar por ejemplo con Lou Reed, son discos de transito lento, que en primera escucha nunca irradian su grandeza. Sometimes I Wish We Were An Eagle (2009) es una obra envuelta en una poesía que se deriva de una tradición literaria donde Callahan se inspiró principalmente en el clásico "Mientras Agonizo" de William Faulkner.

El disco comienza con el austero y emotivo "Jim Cain", donde Callahan se encarna en el escritor James M. Cain para decir "solía ser oscuro y me volví luminoso, y ahora soy oscuro otra vez" seguido de un rítmico y ansioso piano cuasi honky tonk de "Eid Ma Clack Shaw" donde canta “el amor es el rey de las bestias, y cuando tiene hambre debe matar para comer”. El tercer corte del disco "The Wind And The Dove" confunde con sus aires orientales y "Rococo Zephyr" y más aún en la emocionante "Too Many Birds" retorna en pleno a las tranquilas y transparentes aguas de su etapa como Smog.

A la mitad del álbum aparece "My Friend", la más grandiosa de las piezas del disco y luego en la épica "All Thoughts are Prey To Some Beast" Callahan rompe la tranquilidad del repertorio con una intensa guitarra y una percusión retumbante. Mas adelante, los efectos en la instrumental "Invocation Of Ratiocination" logran su cometido y nos transportan a una sesión de espiritismo en el viejo New Orleans y finalmente con la fascinante "Faith/Void", el cowboy radicado en Austin repite a lo largo de la canción "es hora de guardar a Dios" confesándose agnóstico al agregar "es el final de la fe / no debo esforzarme más en encontrar paz en una mentira...".

Sin duda, con Sometimes I Wish We Were An Eagle Bill Callahan a recuperado la calma después del experimento de su anterior Woke On A Whaleheart (2007). Arreglos de vientos y cuerdas, letras melancólicas, influencias literarias y momentos luminosos, todo eso hay en este último viaje al sur de las canciones de Bill Callahan: el hombre y la pasión americana.