sábado, 15 de agosto de 2009

Lluvia, música e inspiración.

Llueve intensamente en Santiago y en la radio suena un tema del ex lider de Soundgarden Chris Cornell. No conozco el nombre de la canción pero no importa, porque lo que vale en este momento es el fondo, no la forma. Tal como me pasa con las películas, existen momentos y momentos para escuchar una canción o un disco completo y la lluvia siempre me inspira a ello. Gracias a mi colección de cd's - y también de mi orgullosa y clásica colección de cassettes - mis posibilidades de elección son infinitas.

Los ánimos que me trae la lluvia de esta mañana me llevan de vuelta a Soundgarden con el flamante álbum Superunknown con temas como el oscuro "Fell On Black Days" y el intenso "The Day I Tried To Live" - uno de los temas más ilumidamente depresivos de la era grunge -. Me llegan tambien las imágenes en blanco y negro de los videoclips de otros temazos de la misma era como "Creep" de los Stone Temple Pilots, la hermosura de "Disarm" de los Smashing Pumpkins y por supuesto el exquisito "High and Dry" de Radiohead. Es así que discos de los '90 para sumergirse por completo esta tarde serían Automatic For The People de R.E.M - "Drive", "Everybody Hurts", "Man On The Moon" -, The Bends de Radiohead - "Fake Plastic Trees", "(Nice Dream)", "Street Spirit"- y Urban Hymns de The Verve - "Bitter Sweet Symphony", "Sonnet", "Lucky Man"-.

La lluvia sigue y pienso también en la música de David Sylvian donde su álbum Dead Bees On a Cake - con temas como "I Surrender" y "Wanderlust" - es un excelente aperitivo y desde ahí es inevitable pasar al jazz. Es que el tempo del jazz parece reflejar el ritmo con que cae la lluvia a veces suave, otras veces mas intensa y el saxo es un instrumento que nos transporta siempre a otro lugar. El hipnótico In a Silent Way (1968) de Miles Davis o su Kind of Blue - del cual hace poco se cumplieron 50 años con una edición especial- son perfectos como también lo pueden ser inmurables otros clásicos del jazz como Charlie Parker, Dizzy Gillespie , Ornette Coleman o Thelonious Monk.

De repente la lluvia para y es el preciso momento de escuchar el grandioso Astral Weeks (1968) de Van Morrison - cuyo cassette encontré algunas años atrás en un cajón de descuentos -. La pureza con que Morrinson interpreta cada tema del disco es una dosis de pura naturalidad, un folk que nos llena el alma. Mas contemporáneos, la camada americana de neo folk liderada por bandas como Smog - con el fabuloso Red Apple Falls a la cabeza -, American Music Club, Lampchop o Giant Sand son los acompañantes para una tarde echados en el sofá junto a una copa de vino.

Va cayendo la noche, miro por la terraza de mi departamento y veo al fin una ciudad limpia que se ilumina por kilometros. Es aquí cuando me invaden las ganas de una buena dosis electrónica: 808 State y su "Pacific State", Orbital con "The Box", The Orb con "Asylum" y Howie B con "Angels go Bald:Too". Sigo escarbando en mis discos y encuentro el Colours de Adam F - un exelente ejercicio de drum's and bass - y el Iaora Tahiti de los alemanes Mouse On Mars. Mi mujer llega, cenamos, y nos vamos a la cama junto a un disco de George Michael. Suenan "Cowboys And Angels" y "Praying for Time". El final de este lluvioso día no podía ser mas perfecto.

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