domingo, 11 de marzo de 2012

Esas grandiosas canciones de los ochenta (III)

                               

Escribí la segunda parte de esta serie en junio de 2009 pensando que volvería a escribir la tercera parte en algunos meses. Finalmente pasaron más de dos años y aquí estoy en  esta noche de luna  llena en la cual se me viene instantáneamente a la cabeza esa serie de los años '80 llamada "Moonlighting" protagonizada por Bruce Willis y Cybill Shepherd. La canción que daba comienzo a la serie y que si titula con el mismo nombre es un temazo del compositor de jazz All Jarreau y transmite una magia - esa que se quedó en los ´80 -  que por estos tiempos es tan difícil de encontrar, cuando todo avanza tan rápido y la tecnología  en vez de liberarnos nos vuelve más cautivos. Es paradójico que lo diga yo, un Consultor de Tecnología escribiendo en este blog, un melómano que no se cansa de buscar las emociones en la música. Lo que pasa ahora, eso que se va perdiendo,  lo dice un artículo publicado en el diario español El Pais hace unas semanas: la música ha dejado de ocupar la parte central, ahora es un fondo, un ambiente. 

Suena "Everybody's got to learn sometime" de The Korgis y recuerdo cómo fue que descubrí esa canción hace unos 15 años atrás. Música de fin de milenio, adelantada a su época, cuando todavía quedaba mucho por escuchar y descubrir, sobre todo pensando en la explosión de la cultura rave, el techno, la electrónica chill out y todos sus derivados que ahora son caldo de cultivo para las nuevas generaciones. Sus sintetizadores vienen de lo más profundo de los años '80 y emiten  sonidos que evocan paisajes oníricos de una ciudad que espera el alba.  Sus letras poderosas hablan del corazón y del alma bajo una deliciosa melodía para una antigua noche con walkman camino a casa.



Por estos días, cuando estoy terminando de leer "El Mar" de John Banville - a propósito de los  momentos que narra el personaje -, recuerdo mi niñez en la playa, los sueños y la música  que los acompañaba por aquel entonces. ¿Cómo describir lo que pasa cuando se escucha un tema como "Song to the siren", interpretada  por  This Mortal Coil en 1983, cuya  poesía conserva intacta la  magia del pasado?.  Canción original de 1968 escrita por el cantautor de folk Tim Buckley, padre del también tremendo y desaparecido Jeff Buckley, contiene letras que dicen "No me toques, no me toques, vuelve mañana: mi corazón no oculta la tristeza” o "Nada hacia mí, nada hacia mí, déjate envolver, estoy aquí, estoy aquí, mi abrazo te espera.” Después de letras como ésta, ¿alguien puede dudar que  Bod Dylan no sería encandilado por Tim  Buckley si estuviese vivo?. El hecho de que  viejas canciones sean capaces de mantener intacto su mensaje es una razón, la única, en realidad, para escucharlas ahora.

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