viernes, 24 de julio de 2009

Mi orilla intranquila


¿Es posible que la letra de una canción traspase la piel hasta darte escalofríos?. ¿Es posible que la belleza de una poesía te congele el cuerpo?. Respondo que sí a la primera pregunta dando como ejemplo "Perfect Day" de Lou Reed o "Creep" de Radiohead y respondo que sí a la segunda recordando la poesía de "Hojas de Hierba" de Walt Whitman, "La Tierra Baldía" de Thomas Stearn Eliot o "Las Flores del Mal" de Charles Baudelaire. Pero conjugar ambas formas - música y poesía - en una expresión muy simple de belleza parecía para mí imposible antes de conocer a los Héroes del Silencio.

La desaparecida y más grande banda de rock española, liderada por Enrique Bunbury -una especie de Jim Morrison hispano - cultivaba en sus canciones poesía pura. Con sólo cuatro álbumes de estudio - El Mar no cesa (1988), Senderos de Tradición (1990), El Espíritu del Vino (1993), y Avalancha (1995) - conocí la música de los Héroes del Silencio con el potente single "Entre dos tierras" sonando constantemente en las radios. Con el tiempo las canciones siguieron llegando y su poesía se transformó - tal como dice uno de sus temas - en mi orilla intranquila.

"He oído que la noche es toda magia /y que un duende te invita a soñar"..." Amanece tan pronto / y yo estoy tan solo / que no me arrepiento de lo de ayer / Las estrellas te iluminan / te sirven de guía / te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar" (Maldito Duende).

"Y el mordisco lo dan otros / el día se ensangrenta / las miradas de criminales / a grandes razgos / podrías ser tú. "... "El mendigo siempre a tu lado / tu compañero de viaje/ cuando las estrellas se apagen/ tarde o temprano / también vendrás tú"... "Y duerme un poco más / los párpados no aguantan ya / luego están las decepciones cuando el tiempo no parece perdonar." (Sirena Varada).

"Que hay en dos amigos / cuando después de todo / parecen perdidos y prefieren a otros "... "Quien decidió alejarse de su orilla intranquila / tan siquiera un instante / piensa en esos días"..."Que demonios ocurre / cuando miradas no se encuentran" (La Herida).

La cumbre de la poesía de los Héroes del Silencio se encuentra en la tremenda "Con nombre de guerra". En su letras, Bunbury narra el ultimo encuentro con una prostituta en donde una profunda pasión desplaza cualquier rastro de placer pagado: "Dejo en tus manos lo que hemos acordado/ la lluvia de hace un rato / ahora solo necesito descansar / Y dejemos que los sueños se apoderen del deseo / recordemos que lo nuestro / se me olvidará el momento". La canción avanza y se hace más evidente el dolor ante una despedida que anuncia más que el fin de una simple cita: "Y dejemos que lo cierto / sea lo que imaginamos / recordermos que lo nuestro / todavía no ha acabado". La forma en que Bunbury interpreta el tema nos hace pensar que esta historia le ocurrió de verdad y que le dejó secuelas como la ansiedad y la impotencia de saber que esa magia se apagará por siempre. Que la chispa que hace explotar el deseo en ese cuerpo no la encontrará en otro. Que su orilla intranquila seguirá intranquila mientras su sed -por esa pasión - no se apage.

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