martes, 24 de agosto de 2010

Esos libros que no he terminado de leer.


Sé que es extraño escribir sobre libros que no se han terminado de leer ya que uno no puede formarse un juicio para opinar de ellos. Pero justamente mi intención no es hacer una crítica, sino contar las experiencias que he tenido con algunas novelas inconclusas. Aunque uno sabe que pueden ser grandiosas, hay novelas que cuesta leer. Libros elogiados por la crítica o clásicos contemporáneos que no sólo forman parte de nuestra biblioteca, sino que están ahí esperando que uno se los devore. En el último tiempo al menos con tres libros me ha pasado que a medio andar los he abandonado como si nada. Explicación para ello no tengo. Quizás los tomé cuando no era su momento. Quizás mi estado emocional fue el problema. O quizás definitivamente esos libros no son para mí.

"Viaje al fin de la noche" es el primero de esta saga de libros sin terminar. Se supone, es la obra maestra de Louis Ferdinand Céline, del cual para muchos intelectuales es una de las más grandes novelas del siglo XX. Por ello mis expectativas eran altas y comencé una noche a navegar por sus extensas páginas pero su complejo y duro lenguaje - o el excesivo uso de argot - de Céline me agotó desde un principio. La novela cuenta la historia de su alter ego Ferdinand Bardamu quien herido en la primera guerra mundial, va buscando su destino - amargo, miserable y salvaje - en distintas lugares como el África colonial francesa y el Estados Unidos pre-superpotencia hasta que regresa a su Francia natal en un suburbio de París.

"El legado de Humboldt" de Saul Bellow, ganadora del premio Pulitzer en 1975 retrata la vida del poeta Von Humboldt Fleisher, quien es en realidad la encarnación literaria del gran poeta Delmore Schwartz, a quien Bellow veía como "hermano de sangre" y era admirado entre otros por Lou Reed y un ejercito de otros intelectuales, músicos y artistas. La vida de este poeta es fascinante y su talento dejó obras "In dreams begin responsibilities" que creo no se ha traducido nunca al español. En la novela, que para mí se torna muy extensa en su prosa y que dejé al llegar a la página 260, un joven amante de la literatura llamado Charlie Cetrine, recuerda su amistad con Fleisher quien se convirtió en su maestro hasta que su muerte lo deja a la deriva, alejándolo de sus ideales, mezclándose con mafiosos y perdiendo así las riendas de su vida.

"La elegancia del erizo" de Muriel Barbery, actual best seller - que continúa por meses en los primeros lugares de las listas -, es la última de las novelas sin concluir. Recuerdo que lo compré con entusiasmo en la última Feria del Libro de Santiago y la guardé por un tiempo - mientras era el turno de otras - hasta que lo comencé a leer hace casi dos meses. La prosa de Barbery - como el titulo del libro - es elegante y rica y contiene sin duda un humor inteligente, pero al avanzar por sus páginas no logró hacer feeling conmigo. La novela nos muestra las vidas solitarias de dos habitantes de un burgués edificio de París, una es la conserje llamada Renee y otra es una niña de doce años llamada Paloma que nos comparte sus "Ideas Profundas". Cuando un hombre llega al edificio, las vidas de las protagonistas se cruzan y descubren que son dos almas gemelas.

La extensión de más de quinientas páginas de "El legado de Humboldt" y "Viaje al fin de la noche" me hacen pensar que ello es la causa que me desmotiva terminarlas. Entonces, después de meses sin terminar una novela, creo que volveré a la genial literatura de Murakami o Modiano, que compraré alguna otra obra de la fascinante serie de Libros del Asteroide o finalmente y de una vez por todas, leeré una novela que tengo postergada hace casi tres años: "El Mar" de John Banville.

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